lunes, 2 de enero de 2012

La auséncia de tu voz, de tus besos ...



Hoy sé de donde viene el dolor. Hoy mi alma se ha roto en mil pedacitos dispersos por cualquier rincón de mi cuarto. Me han roto, por dentro y por fuera. Ahora siento y padezco, odio la vida, la odio con todas mis fuerzas por arrebatarme lo que me pertenece,¡No puedes hacer eso!
¿Por qué ahora? ¿Por qué me destrozas el corazón sin compasión?
No valen mil disculpas, no hay precio para mi dolor ni explicación, solo terror. Terror a olvidar su cara, su preciosa cara y esos ojos, dios que ojos ojos que miraban con cariño, labios dulces que hablaban de historias, de sus historias … Y sus manos, tan fuertes, como su vida. No puedo dejar de pensarlo, de pensarte. No me lo imagino… Y por más que pueda gritar o llorar hasta que me duela sé que nada va a cambiar.
Pero esto no es ni la mitad de lo que siento, la otra mitad me la reservo, me la guardo en este corazón tan lastimado por la perdida de un ser querido, de una persona increíble y grande, solo sé que siempre te voy a tener en mi cabeza, nunca te voy a olvidar, lo digo con tantas fuerzas como tu me has dado cuando estabas aquí, conmigo, con tu familia.
Pero aún así intento sólo recordar los buenos momentos compartidos y seguir mi vida, ya que no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista.


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